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El Verdadero Rostro del Gringo: Lecciones para Venezuela y América Latina

  • Writer: khosomoso
    khosomoso
  • May 4
  • 2 min read

Omar Hassaan Fariñas


¿Qué hizo el Señor Jackson, el del billete de 5$? En 1791, el gobierno federal estadounidense reconoció a los cheroquis como una “nación soberana” dentro de Estados Unidos, aceptando sus territorios como propios de ellos, en el Estado de Georgia – incluso, se firmó un tratado para este efecto. Los residentes de Georgia resentían los cheroquis por sus tierras productivas y su autogobierno, por lo cual invadieron las tierras cheroquis, y los fueron matando, poco a poco. En 1828, Georgia aprobó una ley que declaraba nulas todas las leyes de los cheroquis. La legislatura de Georgia, de un plumazo, “abolió” la nación cheroqui, y procedió a confiscar todos sus territorios en Georgia. ¿Cuál fue la motivación de este hurto tan abiertamente ilegal y en violación de sus propias leyes? Las tierras de los cheroquis eran excelentes para que los esclavos africanos de los anglosajones, siembren algodón para sus amos blancos. Cuando descubrieron que esas tierras también tenían oro, pues ya se garantizó el exterminio de los cheroquis.

El gobierno federal de Estados Unidos, bajo la presidencia de Andrew Jackson, impuso en el senado la “Ley de Relocalización India de 1830” (Indian Removal Act of 1830). La ley otorgaba al presidente la potestad de “negociar” (es decir, obligar a través del uso de las bayonetas), con las llamadas “Cinco Naciones Civilizadas”, los términos de su “relocalización”, desde sus territorios en Georgia y otros del este norteamericano, y hacia el oeste del río Mississippi, en lo que hoy es Oklahoma, el cual es un vertedero que no posee ni tierras fértiles, ni recursos naturales de cualquier tipo (aun en el año 2025).

El proceso de remover forzosamente a los cheroquis de sus tierras, generó una de las tragedias más lamentables del expansionismo anglosajón: El “Sendero de Lágrimas”: Más de 4.000 soldados federales y 3.000 milicianos, se encargaron de imponer una marcha de muerte que acabó con una gran parte de la población cheroqui desplazada. Lamentablemente, la triste marcha del genocidio norteamericano contra los cheroquis y las otras naciones amerindias, nunca fue considerada oficialmente como un “crimen de guerra”, y mucho menos un genocidio, ya que estos son cometidos solamente por los enemigos de los gringos, nunca por ellos y sus aliados. 

Más de 16.000 cheroquis fueron reubicados a los vertederos de Oklahoma, lo que obligó a las mujeres y a los niños a marchar más de 1.300 km, donde sufrieron enfermedades, exposición y hambre, así como recibieron de los anglosajones cobijas intencionalmente infectadas con viruela, y murieron entre 4.000 y 8.000 cheroquis. Jackson, como nos podemos imaginar, justificó todo esto con los argumentos de siempre: no son seres humanos, son un mero estorbo para la “civilización”, pronto enfrentaran su propia extinción, no son civilizados, etc. Es de notar que, para el censo federal del año 1890, la población total de todos los amerindios en Estados Unidos era de 230.000 personas. Al inicio de la colonización anglosajona en el Siglo XVII, se estima que eran entre 14 y 15 millones. Justo por este grado de “sinceridad” con sus odios viscerales, es que sigo insistiendo en que el Señor Jackson, sin duda alguna, es mi favorito presidente gringo.





 
 
 

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