¿Por Qué Hablamos sobre una Guerra Fría en la Tercera Década del Siglo XXI?
Parte II
Omar Hassaan Fariñas
Continuando con nuestro análisis que habíamos iniciado en la primera parte, ahora abordamos los rusos. Los rusos no le ofrecen competencia económica a Estados Unidos y sus aliados, sino un esfuerzo muy bien coordinado a nivel global que impide la imposición de los intereses y los dictámenes estadounidense en distintas regiones y conflictos del tablero global. Enfocándose en sus fortalezas en vez de sus debilidades, el desafío ruso para los gringos es estratégico: militar y diplomático, con énfasis en el segundo. Mientras que la China se inserta económicamente en la África Subsahariana, Rusia se inserta geopolíticamente en el Medio Oriente, por ejemplo.[1] Desde sus perspectivas fortalezas, ambas potencias euroasiáticas buscan el mismo fin: limitar la imposición de la supuesta hegemonía unipolar estadounidense.
Durante los alegres tiempos de Boris Yeltsin, ese presidente ruso (1991 a 1999) adorado por los gringos, el “líder” ruso no podía ni siquiera ejercer el control sobre su propio gobierno, mucho menos todo lo que heredó de la Unión Soviética. Dos décadas después del fin de su presidencia, Rusia se encuentra en el Medio Oriente, en Asia Central y en América del Sur, creando problemas para la supuesta hegemonía gringa hasta en el corazón del continente europeo (con los gaseoductos y oleoductos entre Rusia y la Unión Europea).
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