Homo Œconomicus y Homo Politicus:
Crisis Económicas y Protestas Políticas del Atardecer Neoliberal
Omar José Hassaan Fariñas
Muchas falacias empiezan a caer en este largo y doloroso atardecer neoliberal, pero la falacia más importante que empieza a caer es que el mercado, el estado y la sociedad son entidades diferentes, con lógicas diferentes, por lo cual se deben comprender de manera separada. El mercado es una entidad social, como lo es el estado, y ambos forman el mercado, en una interrelación imposible de desconectar. Este santo divorcio entre el estado (o la política) y la economía, completamente ficticio en la realidad social, es un producto ideológico que busca institucionalizar los intereses socioeconómicos de las clases dominantes. Es una separación que en la práctica puede justificar un proceso de acumulación de capital, que naturalmente conlleva a un proceso de acumulación de poder social, y que en lo macro produce las asimetrías existentes hoy en día en el desorden económico mundial, y en lo micro facilita las respuestas tradicionales de las clases dominantes a las crisis estructurales: la obsesión con la reducción del déficit a través de la desregulación, la reducción del gasto social; las políticas monetarias restrictivas y el traslado de la carga financiera de la crisis a las clases más pobres y explotadas de la sociedad, las mismas que toman hoy en día a Wall Street, Oakland, Paris, Roma, Londres, etc. Al contrario de lo que proclamaron ideólogos neoconservadores como Fukuyama y Huntington, el debate ideológico sigue siendo el foco principal de los conflictos nacionales e internacionales, el capitalismo norteamericano no ha triunfado (no es el “fin de la Historia” como lo proclamó Fukuyama), pues si lo hubiera hecho no estuviera en la pésima posición que hoy en día se encuentra.
Sea quien sea que triunfe en esta batalla de ideas e intereses, la oligarquía transnacional o las masas que igualmente cada día están más transnacionalizadas, el primer triunfo es del verdadero Homo Politicus sobre el ficticio Homo Economicus. La crisis económica actual puede confundir al lector, pues muchos asumen que es una crisis netamente económica - una concepción errónea producto de la separación conceptual ya señalada en este documento. En realidad la crisis es política, es una crisis de civilización que revela un desgaste de valores e ideas, una crisis que nació de la actividad política, que sigue transformándose en este mismo ámbito, y que finalmente engendrará un nuevo orden político, con las consecuencias económicas específicas de ese nuevo orden.
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