Geopolítica del Medio Oriente:
Irán, Arabia Saudita y sus Guerras Frías
Omar Hassaan Fariñas
04 de noviembre del 2013
La región del Medio Oriente constituye una de las tres regiones más estratégicas en la geopolítica global (junto a Asia Central y Asia Pacifico). A la vez, la complejidad de esta región es tan marcada como su relevancia estratégica, complicación que surge de las múltiples divisiones religiosas, étnicas, culturales-religiosas de la región, a la vez del factor socioeconómico (la pobreza endémica de la mayoría de los países, y la inmensa industria petrolera de la región). La alta complejidad de la región implica por lo general una serie de limitaciones para el análisis geopolítico, con poca posibilidad de realizar predicciones sostenibles y creíbles, más allá de una evaluación – que difícilmente puede ser completamente comprensiva - de la actualidad, posiblemente con un enfoque en una zona o un país en específico. Por lo antes mencionado, consideramos que un análisis de coyuntura general y de poca profundidad siempre exhibiría ciertas limitaciones y reducciones que no expresaría con suficiente fidelidad la realidad actual y los múltiples factores de complejidad e interdependencia que existen en el Medio Oriente.
No obstante, trataremos de presentar un breve bosquejo de la actualidad, enfocándonos en dos conflictos o problemáticas generales de la región: la situación interna en Egipto, luego del golpe de Estado de julio de 2013, y las relaciones Arabia Saudita – Irán, en el contexto de la geopolítica de la región. A nuestra consideración, cualquier análisis de las realidades del Medio Oriente requiere - obligatoriamente - que se tomen en consideración los siguientes factores:
· Los esfuerzos macros de Estados Unidos para mantener y regenerar su hegemonía en la región, consolidada luego del declive y neutralización del Nasserismo en Egipto, la incorporación de Arabia Saudita a la esfera de influencia de dicho país, y la caída de la Unión Soviética y su “retiro” de la región.
· La actual “Guerra Fría” entre Estados Unidos por un lado, y Rusia y China por el otro lado, y la complejidad contradictoria de dicho conflicto, entre un marcado antagonismo geopolítico y una interdependencia económica entre las potencias señaladas.
· La grave y aguda crisis del modelo de acumulación de corte neoclásico y monetarista que empezó a exhibir su deterioro desde el 2003, pero presentó sus primeras manifestaciones contundentes en el 2007 y continua hasta los momentos
· Las llamadas “primaveras árabes”, sean las mismas de inspiración popular o de maquinación estadounidense o del Mundo Occidental. Las revueltas en Túnez, Egipto, Bahréin y el Yemen, entre otras, poseen una incidencia estructural en los acontecimientos del Medio Oriente en general y las relaciones entre la “Entidad Sionista” y sus vecinos árabes. Estos movimientos sociales y el secuestro de los mismos por parte de las potencias occidentales a su vez han generado un “corolario” o una extensión al factor actual:
o El debate ideológico que ahora manifiesta tendencias altamente violentas entre el islamismo político (y todas sus tendencias) y el secularismo en las sociedades musulmanas del Medio Oriente y el resto del Mundo (Nigeria, Somalia, Indonesia, Pakistán y las Filipinas (Frente Moro), entre otras).
· La rivalidad geopolítica o la “Guerra Fría” entre Arabia Saudita e Irán por el control y la influencia en el Medio Oriente (excluyendo a Turquía y la Entidad Sionista), conflicto que en lo superficial gira sobre el eje de las diferencias religiosas (chiitas y sunitas), pero en la realidad es un conflicto geopolítico y de poder en primer lugar.
· El conflicto entre la Entidad Sionista y el Pueblo Palestino, ya a más de un siglo de sus inicios (1902 – primeros colones sionistas arriban a la Palestina Otomana). Igualmente el conflicto de dicha Entidad usurpadora y sus enemigos principales: HezbAllah, Siria e Irán.
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