Folklore y Sentido Común
Clases Subalternas y Transformación Revolucionaria en la Venezuela Contemporánea
Omar José Hassaan Fariñas
Introducción
Existe, y seguirá existiendo, un debate sobre la naturaleza del socialismo y su rol en el proceso de transformación en las sociedades capitalistas. Visiones limitadas, o miopes, si así se puede decir, consideran que las revoluciones progresistas tienen como objetivo principal transformar los aspectos materiales de la base económica para reducir la explotación económica de las clases obreras y campesinas por la clase capitalista. Al capturar el estado, mediante la fuerza, o posiblemente las elecciones populares, se inicia un proceso de cambio en las estructuras estatales con el fin de cambiar las relaciones económicas y la distribución de riqueza. En unos casos, se limita a mantener las relaciones económicas y se impulsa un plan de distribución de riqueza que tiene como fin la reducción del antagonismo de clases.
Ciertos intelectuales progresistas, a su vez, se han distanciado de esta visión, con sus múltiples versiones, y advocan ciertas estrategias, parámetros y objetivos para el proceso de cambio que aunque crean una vía más compleja, difícil y lenta, insisten en el merito de poder “consolidar” y “profundizar” el proceso de cambio en comparación con la visión anterior. Aspecto principal, en esta tendencia teórica, es el cambio de ideología o de pensamiento, de los sujetos que viven en condiciones desventajadas en el marco de las relaciones sociales del capitalismo. Es decir, el cambio en las estructuras materiales de las sociedades capitalistas debe iniciarse al mismo tiempo (o preferiblemente después) de un largo proceso de cambio de la mentalidad de las clases dominadas. Asumiendo en primer lugar que las relaciones de dominación y subordinación no son productos solamente de la coerción, y que el consentimiento de las clases subalternas es fundamental para dicha dominación, es evidente que como prioridad absoluta en cualquier proceso de cambio que dicho consentimiento de reemplace con una consciencia de rechazo a la dominación y luego a una conciencia política que pueda liderar el cambio estructural.
Evaluamos aquí en este ensayo, asumiendo la segunda visión mencionada anteriormente, como la transformación de la sociedad empieza por comprender las nociones y las filosofías existentes sobre la realidad social, y que de esta manera implica necesariamente la evaluación de las mismas con el objetivo de transformarlas. Aquí nos dedicamos a explorar, basándonos en las escrituras del intelectual sardo Antonio Gramsci, ciertos elementos de dominación y explotación en las sociedades capitalistas que se ejercen fuera del dominio de la coerción, precisamente elementos de consentimiento pacifico. Explorando la noción de “hegemonía” en el sentido gramsciano, el ensayo evalúa como nociones como el sentido común y el folklore (discursos populares sobre la realidad social) constituyen elementos de dominación y subordinación en las clases populares, como también resaltamos la importancia de estudiar dichos discursos como base para un proceso de cambio. Como Gramsci hace casi un siglo trató de proyectar desde las cárceles de Regina Coeli y luego en Turi, nosotros igualmente insistimos en que para las sociedades capitalistas modernas, la revolución, el proceso de transformación, la emancipación, o cualquier otro nombre que le deseamos dar, nunca puede exhibir éxito a largo plazo sino es un proceso de cambio del ser humano, su modo de pensar y su capacidad de discernir entre discursos que construyen visiones sobre la vida y el mundo antes de la estructura material y las relaciones socioeconómicas. Quienes desean llevar la bandera de la emancipación y la justicia social dentro de un marco revolucionario, deben ir más allá del espejismo nublado del estado como herramienta única emancipadora y las relaciones económicas como elemento único ultra-determinante de toda la realidad social, para poder construir una autentica critica del capitalismo, y con esa crítica social, estructural, histórica, pero sobretodo cultural, poder impulsar un duradero cambio emancipador. Pero reconocer que el cambio cultural es la esencia de la revolución progresista no es todo, de manera igualmente crucial es comprender claramente que es el objeto del cambio antes de iniciar el mismo.
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