Elecciones Honduras 2021
Riesgos para la Región y Oportunidades para Venezuela
Omar Hassaan Fariñas
En el 2017, se realizó el primer proceso electoral presidencial en la historia de Honduras que poseía una candidatura reeleccionista, ya que la Constitución del país centroamericano prohíbe exclusivamente la reelección. No obstante, con una decisión anticonstitucional emitida por un Tribunal Supremo bajo el control de Juan Orlando Hernández (JOH), se logró posicionar descaradamente al entonces Presidente como candidato a la reelección en un país que no posee marcos constitucionales y jurídicos para la reelección.
Para entonces, se denunciaron las violaciones sistemáticas a la constitución para la reelección de JOH,denuncias realizadas por la entonces Alianza de Oposición Contra la Dictadura (Partidos Libre Coordinar Mel Zelaya), el PINU y una gran parte del Partido Anticorrupción, sin la participación del partido mismo), particularmente tomando en consideración como los medios de comunicación nacionales e internacionales no le prestan atención a estas denuncias ni a las graves condiciones en las cuales se realizará este proceso electoral del 26 de noviembre del señalado actual. La Alianza de Oposición para entonces resaltó una serie de elementos que vulneraron la credibilidad y legitimidad del proceso electoral:
· Se permitió, inconstitucionalmente, le reelección presidencial. Es de notar que la “excusa” para darle un golpe de Estado al Presidente Zelaya fue una fabricada y no confirmada alegación que el Presidente Zelaya pretendía hacer un plebiscito sobre la reelección presidencial;
· Irónicamente, años después del golpe, y sin modificar la Constitución o consultar el Soberano, un grupo reducido de personas en el poder judicial le ha otorgado la “bendición” a la reelección presidencial sin fundamento jurídico alguno;
· Se descartan los acuerdos de Cartagena (2011) y el Compromiso de Garantías Mínimas suscrito en el 2013;
· El Censo Nacional Electoral poseía para entonces 37 años, exageradamente desactualizado e inútil como instrumento para cualquier proceso electoral serio, tanto así, que la misma OEA, instrumento político de Washington y fiel aliada del candidato reeleccionista, tuvo que admitir que la certificación del registro es imposible, en sus actuales condiciones;
· La legalización de partidos de “maletín” (igualmente conocidos como “Bonsái”), con la finalidad de controlar las credenciales y así lograr alterar los resultados electorales;
Los resultados electorales preliminares otorgaron una victoria al candidato opositor (quien fue apoyado por Libre, y la actual candidata Xiomara Castro declinó a su favor para garantizar la victoria), Salvador Nasralla. La ventaja a favor de Nasralla, durante un punto irreversible del conteo, era de 5%. Luego de hacer pública la ventaja de Nasralla sobre JOH, el sistema electoral misteriosamente cayó, y cuando logró estabilizarse, ya JOH llevaba la delantera electoral.
En el comunicado del 06 de diciembre de 2017, la Secretaría General de la OEA publicó lo siguiente:
Si las irregularidades existentes fueran de tal entidad que hicieran imposible que este proceso brinde certeza y seguridad en el recuento, la Misión se reserva el derecho de realizar las recomendaciones adicionales que considere pertinentes sobre cualquier aspecto del mismo, sin descartar inclusive la posibilidad de recomendar un nuevo llamado a elecciones con garantías de que corrijan todas las debilidades identificadas que dieron lugar a las irregularidades graves que se detectasen. La Secretaría General de la OEA no dejará solos a los hondureños y reafirma su máxima vocación para contribuir a resolver las diferencias en torno al proceso electoral.
Heather Nauert, portavoz de entonces del Departamento de Estado, en un comunicado emitido el 22 de diciembre de 2017, indicó lo siguiente:
"Felicitamos al presidente Juan Orlando Hernández por su victoria en las elecciones presidenciales del 26 de noviembre, como fue declarado por el Tribunal Supremo Electoral de Honduras".
Finalmente, el ultimo comunicado de la OEA sobre el proceso electoral hondureño, emitido el 22 de enero de 2018, se puede reducir a la siguiente frase:
En este sentido, manifiesta su firme intención de trabajar en el futuro con las autoridades electas de Honduras…que permita la convivencia democrática, justa y solidaria.
Hasta ese momento, el proceso electoral en Honduras fue quizás el más inconstitucional de la historia reciente de América Latina. El artículo 41 de la Constitución de ese país indica que “el ciudadano que haya ejercido la titularidad del Poder Ejecutivo no podrá ser Presidente o Vice-Presidente de la República” de nuevo, y que “quien quebrante esta disposición o proponga su reforma, así como aquellos que lo apoyen directa o indirectamente, cesarán de inmediato en el desempeño de sus respectivos cargos”.
Hasta ese momento, el proceso electoral en Honduras fue quizás el más fraudulento de la historia reciente de América Latina. El organismo principal de propiedad privada del Departamento de Estado estadounidense – la OEA – lo encontró tan fraudulento que tuvo que declarar lo que indicó en su informe final, para luego su Secretario General demostrarle al mundo quien es su único y verdadero jefe.
En los siguientes cuatro años, la situación de institucionalidad, corrupción endémica, asesinatos políticos y electorales, y pobreza destructiva incrementaron, en comparación con los primero cuatro años de gobierno de JOH. Las últimas cifras indican que la pobreza en Honduras ascendió al 74%, según la LXXII Encuesta Permanente de Hogares de Propósitos Múltiples 2021 publicada y posteriormente borrada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). La pobreza ya anda por encima del 70% y la extrema pobreza anda alrededor del 54%. El director del Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (Fosdeh), Mauricio Díaz Burdett, sostuvo que «de no ser por las remesas, seguramente el 85% de la población estaría en condición de pobreza porque hay una mala inversión pública».
La violencia, a su vez, va de mal en peor: A 13 días para las elecciones generales en Honduras, la violencia política se ha recrudecido, generando mayor incertidumbre por lo que organismos internacionales y nacionales hacen un llamado a los actores políticos no seguir incitando a la violencia y acudir a votaciones “en paz”. En solo 72 horas, se contabilizan seis asesinatos de personas vinculadas a la política y varios hechos de agresiones generando miedo e incertidumbre en la población a pocos días de las votaciones el próximo domingo 28 de noviembre. Datos del Observatorio Nacional de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) registran en lo que va del proceso electoral al menos 68 hechos de violencia política, de estos: 30 son homicidios, 18 coacciones, 11 atentados, 6 amenazas, 1 coerción y 1 rapto. El informe de Conflictividad y Violencia Política del Instituto Universitario en Democracia, Paz y Seguridad (Iudpas), detalla que en las elecciones primarias y generales de 2013 unas 48 personas fueron asesinadas y 50 en 2017, siendo el Partido Libre y la ciudadanía los más afectados.
Tony Hernández, un exdiputado hondureño de 42 años y hermano del JOH, fue hallado culpable de participar en la importación de 185.000 kilos de cocaína a Estados Unidos y otros cargos, en una corte estadounidense. Fue condenado en marzo de 2021. Al leer la pena, el juez estadounidense quien condenó a Hernández, Kevin Castel, dijo que el tráfico de drogas en el que participó el acusado "de hecho fue patrocinado por el Estado". El magistrado también indicó que Tony Hernández, además de ser responsable de asesinatos, "actuó como facilitador en sobornos a políticos, incluido su hermano" el presidente hondureño, provenientes de narcos como Joaquín "El Chapo" Guzmán, líder del cartel de Sinaloa, para proteger el tráfico de cocaína.
La catastrófica gestión de JOH ha llevado a grados de aceptación de la candidatura de Xiomara Castro que no se evidenciaron en el 2016. La sorpresiva alianza de Libre con Nasralla y el Pinu (la misma alianza del 2017, pero con los roles invertidos: Castro de Presidenta, y Nasralla de uno de los vicepresidentes (Honduras tiene 3 vicepresidentes)) a mes y medio de las elecciones le imprimió un giro de ciento ochenta grados a un escenario político empañado por el temor de la ciudadanía a que un apretado resultado trajera consigo la violencia, al igual que en el 2017. Ya desde junio del 2021, se comenzaba a manifestar en las encuestas una tendencia ascendente de Xiomara Castro sobre Nasry Asfura, el “delfín” de JOH y candidato del Partido Nacional (actual alcalde de Tegucigalpa).
Una nueva alianza se generó entre Libre y el famoso comunicador social y sociólogo, Milton Ávila Benítez, quien declinó a su aspiración a su candidatura bajo el movimiento independiente “Honduras Humana”. Ante la negativa de un bloque único de oposición, dirigentes del Partido Liberal (PL), han anunciado recientemente que se unirán a la candidatura presidencial de Xiomara Castro, ya que aseguran que el candidato de su instituto político, Yani Rosenthal, no tiene ninguna posibilidad de alcanzar el triunfo en los próximos comicios.
Pero ahora, con una fuerte posibilidad de una victoria de la alianza – por encima del margen que permita realizar un fraude como el del 2017 - el miedo es que actúe las fuerzas armadas para “reestablecer el orden” que ellos mismos quebrantarán, para impedir el ascenso de Xiomara Castro y el partido Libre, ahora fortalecidos y con capacidad de refundar la nación centroamericana. Una de las esperadas tácticas que temen los hondureños es acciones por parte de las elites del Partido Nacional o las Fuerzas Armadas para obligar a la Corte Suprema de Justicia a que anule los resultados de los comicios alegando cualquier excusa.
Entre las maniobras del Partido Nacional, tenemos la decisión de permitir que se vote con la antigua cédula, a sabiendas de que en el censo que sirvió de base para emitirlas figura el más de un millón de muertos y residentes en el extranjero que este ha utilizado en el reciente pasado para alzarse dolosamente con el triunfo.
JOH continúa dando pistas sobre sus planes para evadir la justicia norteamericana. La firma del tratado de límites con Nicaragua le proporcionó, por si lo llegara a necesitar, un refugio más o menos seguro a prueba de extradición y de otros inconvenientes parecidos. El último rastro que ha dejado de sus intenciones es el libro que acaba de presentar en Washington, cuyo título: “Juntos hicimos historia, 8 años de Juan Orlando”, un informe de gestión. A diferencia de todos los ex presidentes del mundo que han realizado lo mismo, JOHpublicó su informe antes de concluir su mandato. Adicionalmente, no lo presentó al pueblo hondureño, sino en Washington.
Aparentemente, el contenido del libro deja claro que este no es más que una ampliación de todas las refutaciones que ha intentado formular a las denuncias de corrupción y narcotráfico que se le han hecho en la fiscalía de Nueva York. Lo presentó en Estados Unidos porque su real destinatario es, precisamente, la fiscalía de Nueva York y lo que en verdad encierra es su defensa personal ante dicho tribunal. Y, finalmente, lo hizo siendo presidente porque si lo hubiera hecho después corría el serio peligro de ser capturado al solo pisar suelo norteamericano.
Implicaciones para Venezuela:
Una victoria de Xiomara Castro sería de inmensa importancia para Venezuela, ya que se suma otro país que existía bajo el nefasto y ahora difunto “Grupo de Lima” a la alianza de países progresistas que resisten la impuesta “restauración conservadora” en América Latina, diseñada e impulsada por Estados Unidos. Lamentablemente, con las nuevas y grandes oportunidades que se la abre a Venezuela, igualmente se corre el gran riesgo de caer en un nuevo golpe de Estado avalado por Estados Unidos, como el del 2009. Las acciones del gobierno de Xiomara Castro deben proceder de manera muy prudente y programada, si desea revertir el narcosistema de JOH, sin estimular acciones golpistas de las fuerzas armadas, las cuales siempre tendrán el apoyo (quizás la coordinación misma) del departamento de Estado estadounidense.
No obstante, la alianza del Partido Libre con la Revolución Bolivariana no exhibirá las temerosas y limitadas gestiones de otros gobiernos latinoamericanos, sino una alianza más clara y manifiesta como la que disfrutaba Venezuela con el gobierno de Evo Morales, por ejemplo. Los componentes que integran la alianza por lo general no poseen una fuerte animosidad u hostilidad hacia el Gobierno Bolivariano, y es posible de recuperar esta alianza a nivel de Centroamérica, con Honduras y Nicaragua. Las posibilidades son grandes para Venezuela, pero es menester que la Revolución Bolivariana le otorgue apoyo al nuevo gobierno del Partido Libre, en forma de experiencias y conocimientos de cómo operar en ámbitos peligrosos como la política panamericana y las relaciones con Estados Unidos, experiencia que los nuevos y jóvenes dirigentes de Libre no poseen, ya que pocos que formaron parte de la gestión del Presidente Zelaya, repetirán en este posible gobierno.
En relación con la propia cancillería venezolana, los desafíos son aún más grandes, ya que quien sea asignado como Embajador (a) en el país centroamericano tendrá la difícil tarea de reconstruir desde cero la misión diplomática, destruida por completo por parte del gobierno de JOH y las hordas criminales enviadas por el ex diputado de la anterior Asamblea Nacional en desacato, quienes saquearon la Residencia Oficial de la República Bolivariana de Venezuela. Es menester señalar que la sede propia de la Embajada cesó de existir, y sus muebles y propiedades fueron trasladadas a la Residencia Oficial, la cual fue sistemáticamente saqueada.
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