top of page
Search
Writer's picturekhosomoso

El Dr. "Biden", o Cómo Aprendimos a Dejar de Preocuparnos y Amar la Bomba

Updated: Feb 16

El Dr. "Biden", o Cómo Aprendimos a Dejar de Preocuparnos y Amar la Bomba


Kiev, Taiwán y las Guerras de Nuestros Tiempos


Omar Hassaan Fariñas




La importancia de visualizar las relaciones internacionales desde el prisma de una guerra fría surge de la necesidad de analizar el sistema internacional adecuadamente, colocando así cada aspecto que analicemos sobre cualquier región del mundo, en un contexto más amplio de rivalidad geopolítica, ya que, con el paso del tiempo, se fue extendiendo la influencia de Rusia y China en el tablero internacional, cómo también se fue incrementando la agresividad estadounidense y sus contradicciones y debilidades internas. Consideré que la razón primordial era intelectual y académica, más que geopolítica y de vida o muerte. Eh ahí, el primero de mis varios errores.

La importancia de entender la naturaleza del conflicto geopolítico que vivimos actualmente y que hemos heredado desde hace más de una década, se evidencia en la capacidad de responder a estos, sin caer en el remolino engañoso de los discursos y las narrativas, las cuales son, en sí mismas, los instrumentos de guerra de la actualidad. El propósito de comprender la verdadera naturaleza del conflicto siempre fue – aunque nunca logré visualizarlo así sino hasta recientemente – evitar que nos engañen al decir que hay una guerra entre Rusia y Ucrania, y que Rusia atacó sin provocación alguna por lujuria de poder y dominio, y la OTAN reacciona como siempre ha reaccionado, en defensa de las soberanías de los pueblos del mundo. Más bien, pudiéramos argumentar que la importancia primordial de comprender este conflicto nace de la urgencia de comprender la nueva naturaleza y lógica de las guerras globales, y cómo estas deben conducirse, en el masivo “campo de minas” que es el sistema internacional del Siglo XXI, el cual se encuentra repleto de armas nucleares e integraciones (es decir, interdependencias) económicas, financieras y comerciales, como nunca antes hemos visto en la historia humana.


Ahora, quizás pocos entienden la naturaleza del conflicto actual, el cual ya ha escalado de su condición netamente “fría” que poseía antes de la batalla en Ucrania (y la otra batalla que se avecina en el Mar Meridional Chino), a una condición previamente sin equivalentes en la historia humana. No obstante, y al igual que antes, la necesidad de entender el conflicto de manera adecuada sigue siendo la misma: evitar que nos engañen, nos arrastren en guerras que no son nuestras, y que sufrimos de desestabilizaciones inflacionarias y hambrunas masivas por conflictos que se nos “venden” como una cosa, cuando en realidad son otra cosa, muy distinta.


Siempre asumí, incorrectamente, que los apologistas de los estadounidenses y los analistas internacionales del país anglosajón negaban la tesis de una guerra fría de su país contra Moscú y Pekín a raíz de la soberbia de insistir en el “mundo unipolar” y la imposibilidad de que surjan verdaderos rivales geopolíticos de la “única superpotencia” existente. En realidad, la tesis de una guerra fría entre las señaladas potencias fue rechazada hasta hace poco, precisamente para poder proyectar un enfrentamiento geopolítico global entre potencias nucleares, como una guerra entre una de estas potencias y un “intermediario” no-nuclear, y así tratar de “resolver” – o por lo menos tratar de manejar sin un apocalipsis nuclear - un pequeño problema sobre la naturaleza de las guerras que surgió precisamente entre los días 6 (Hiroshima) y 9 (Nagasaki) de agosto del año 1945.


El grave problema que ahora enfrentamos es – y no quiero aquí dar la impresión que estamos siendo intencionalmente alarmistas e irresponsables - que este método “creativo” para manejar un enfrentamiento bélico de tipo convencional (enfrentamiento militar con armas convencionales) entre potencias no-convencionales (potencias con armas de destrucción masiva – las llamadas “ABCs” por sus siglas en inglés: Atomic, Biological and Chemical), nos está reposicionando justo en las décadas de 1960 y 1970 de la primera Guerra Fría, como si fuera que estamos viajando hacia atrás, en el tiempo. Una vez más, en pleno Siglo XXI, enfrentamos la posibilidad de un “MAD” – el famoso “Mutually Assured Destruction” de las décadas de 1950, ´60 y ´70 (destrucción mutua asegurada, pero las siglas “MAD” deletrean la palabra “mad” en inglés, que significa “locura”).



5 views0 comments

Comments


bottom of page