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Egipto de Hoy…Venezuela del Mañana

Updated: Feb 17

Egipto de Hoy…Venezuela del Mañana:

¿Cómo sería un Gobierno de Transición de la “MUD”?


Omar José Hassaan Fariñas



Recientemente, escuché de un comentarista de la oposición aquí en Venezuela que las cosas serán muy diferentes en la política del país, cuando la oposición esté en el poder, y el chavismo en la “oposición”. Todos quienes escuchaban a este “sabio” señor estaban completamente de acuerdo, considerando que todos los problemas del país nacen – y por ende mueren – desde el chavismo, es decir, son problemas de una tendencia política/ideológica, y el fin de dicha tendencia equivaliera al propio fin de los problemas del país. Esta lógica tan acrítica y tan fácilmente aceptada por parte de ciertos sectores de la población nacional, nos causa un preocupante nivel de perturbación emocional, a raíz de la tan limitada comprensión que poseen tantas personas sobre la verdadera naturaleza de los problemas del país, de la sociedad y del individuo venezolano, a pesar de todas las generalizaciones injustas que pudiéramos cometer al señalar lo que acabamos de señalar.

¿Cuál oposición estaría en el poder? ¿A cuál poder, exactamente, se refieren al “tener la “MUD” en el poder”? Más importante, ¿Cuál es exactamente el supuesto rol de “oposición” que le asignan al chavismo, en dicho mundo hipotético? La muy triste y políticamente irrelevante “MUD” existe solamente a raíz del chavismo: el crecimiento de la fuerza electoral del chavismo la generó – como una reacción – y el declive o la extinción de esa misma fuerza – si efectivamente se daría - acabará ese mismo día con la MUD. El chavismo creó la MUD – irónicamente producto de sus propios éxitos electorales, políticos y sociales – y la misma cesaría de tener su “raison d'être” con el fin del chavismo.

Entonces, ¿a quienes se refieren? Esto es, en efecto, uno de los problemas más graves que existe en el seno del sistema político venezolano en la actualidad. A pesar de todas las críticas que se le puede dirigir al gobierno del Presidente Nicolás Maduro, el mismo posee un liderazgo discernible, preciso en su definición, claro en sus rasgos simbólicos pera también materiales. En el caso de la oposición, ya la gran mayoría de los propios medios de oposición han descontado al Gobernador del Estado Miranda como “líder” de la misma, la Señora de Súmate al igual nunca se tomó en cuenta, el Señor “Chúo” solo ocupa un espacio que no va más allá de lo que tiene actualmente (y si trata de conquistar espacios adicionales, le pasaría lo que le pasó a Ramón Guillermo Aveledo), mientras que el otro se encuentra en la cárcel, y el veterano adeco ya se fue para su casa.

Al desaparecer el chavismo – más probable por un golpe de Estado militar o un colapso total de la economía nacional, que por un triunfo electoral de la “MUD” – no solo se fragmentaría la delicada y ya bastante desmoronada “MUD” – sino la totalidad del panorama político en Venezuela. ¿Cuál fuerza política sustituiría al chavismo? Se tendría que generar una nuevecita y desde cero, ya que el colapso del chavismo sería equivalente – y quizás hasta simultaneo – al colapso de la MUD. Tendríamos el famoso “gobierno de transición y unidad nacional” que tanto sueñan los distintos micro-dirigentes de la oposición política en el país, quienes habitan y hacen política desde los espacios políticos infinitamente reducidos que de manera agregada, conforman en la actualidad, la famosa “MUD”.

Este hipotético “gobierno de transición” es precisamente de carácter estratégico para los operadores políticos de la oposición que hace vida política en Venezuela, pues esa quimera amorfa de dirigentes y líderes desgastados se colocaría en la cima de la administración pública – con todos los recursos del Estado – y con la finalidad de imponerse como árbitro máximo y único durante el primer período pos-Chavista, seleccionando entre quienes entrarán al “Paraíso” terrenal, y quienes quedarán en el “vertedero” sociopolítico, junto al chavismo, naturalmente. En estas designaciones entre “paraísos” (dentro del poder) y “vertederos” (fuera del poder), los electores y los ciudadanos del país tendrán poco o nada que contribuir: la versión venezolana de la “Noche de los Cuchillos Largos[1] prepararía el terreno hacia un “fait accompli” político-electoral, a ser presentado como la formula única que ocupará el Estado después del “gobierno de transición”. La población tendrá la inmensa amplitud de selección, entre la “formula” presentada, o quedarse en sus casas.  

El solo problema que quedaría es quien sobreviviría a esta “Nacht der langen Messer”, y quien sería “eliminado”. Claro, los elementos que queden por fuera de las posiciones más estratégicas del “gobierno de transición” de la ahora completamente difunta y desmembrada “MUD” - en este escenario hipotético – no se quedarían sumisos, esperando que les caigan los cuchillos sobre sus espaladas sin la más mínima acción de resistencia, por lo cual tendríamos una serie de luchas entre las múltiples facciones microscópicas que actualmente pertenecen a (o se identifican con) la MUD, por los espacios políticos, los cargos y las áreas de influencia. Estas luchas de poder no tendrán una resolución clara y precisa como ellos esperan, pues ninguna de las mismas posee un grado significante de poder como para someter a las otras facciones. En vez de la “unidad nacional”, reinará el caos, la discordia y las “traiciones” entre los buitres, por lo que ellos percibirían como el “cadáver” del Estado venezolano, y por el poder, y finalmente, el acceso a la renta petrolera, la cual ya no estaría para el gasto social, sino para la repartición del botín de guerra contra el chavismo. 

Entonces, ¿a cuál oposición se refieren? Si en la actualidad, lejos del poder y de cualquier tipo de victoria electoral, se matan entre ellos mismos por las migas que representan los varios espacios municipales, estadales o legislativos que llegaron o llegarían a ocupar, producto del voto anti-chavista (el cual no es para nada un voto pro-MUD), ¿Cómo sería la situación de estas “confederaciones de tribus en guerra perpetua”, si se asoman o se acercan al poder Estatal, específicamente el poder ejecutivo nacional? Más importante, ¿Cómo le prestarían atención a la situación económica del país, en plena “guerra civil” entre estas facciones, por el poder estatal que el Comandante Chávez tan hábil pero democráticamente les negó durante catorce años?

Pero el asunto económico solo sería una preocupación de las masas, de los votantes y de la población en general, nunca de los “dirigentes” que se matan por los espacios y las cuotas de poder. ¿Para qué preocuparse por la situación económica? Tendrán años de excusas para hacer nada, o para justificar el fracaso, solo con la frase mágica: “la situación económica es producto del chavismo, y se necesita 20, 30 o 50 años para arreglarla”. Claro, nunca dirían esa cifra, pero el contenido sería algo semejante. A la vez, ¿Quién rechazaría ese argumento? Ninguna de las facciones que estarían luchando por sus espacios de poder, ya que todas estarían ocupadas con el mismo asunto, sin poder – o querer - darle mucha atención a los asuntos económicos y sociales del país.

En el caso de la naturaleza de la “oposición”, en este escenario hipotético, pues estaría conformada por todas las facciones, partidos y grupos que no lograron entrar en ese “gobierno de transición”, pero quienes anteriormente eran “aliados” en la lucha contra el “comunismo”, de la misma manera que las Sturmabteilung de Ernst Röhm fueron fieles aliados de Hitler, hasta que este último llego al poder. ¿Cuál sería la única fuerza sociopolítica fuera de todo, tanto del “gobierno” como de la “oposición”? El propio chavismo, representado por todos los partidos políticos y movimientos sociales que apoyan el mismo en la actualidad. Este “gobierno de transición” no tendrá tiempo para arreglar milagrosamente la economía del país – la misma que sus aliados en el sector público tanto ayudaron para que se deteriore de la manera que observamos en la actualidad – pero sí tendrán todo el tiempo del mundo para destruir sistemáticamente el chavismo, eliminando sus dirigentes políticos y sociales – entre muertes y arrestos – la prohibición de organizaciones “anti-democráticas” y “comunistas”, la desarticulación de grupos “terroristas” – los Consejos Comunales, las organizaciones del poder popular, etc. – y el desmantelamiento de las leyes altamente peligrosas para la democracia del país, como las leyes del poder popular, la de los trabajadores, la de la economía social, la de los derechos sociales, etc. Para estas acciones, habrá tiempo que sobra, pero para la situación socioeconómica, pues que sufran, ya que esas mismas clases sociales fueron las que votaron por el comunismo en primer lugar. ¡Que se jo**n!

Quien suscribe ha advertido repetidamente que el escenario antes señalado no es tan ficticio y exagerado como nos pudiéramos imaginar, y no requiere de una imaginación fértil y abundante para construir los detalles de dichos escenarios hipotéticos. Al igual, quien suscribe ya había señalado sobre un modelo que existe actualmente y que pudiera darnos una idea de cómo sería la hipotética situación de una Venezuela pos-chavista, en manos de ciertos elementos de la MUD: El Egipto del General El-Sissy. Lamentablemente, mis propuestas y sugerencias fueron descartadas e ignoradas, a raíz de la convicción de varios chavistas de la “nobleza” del régimen egipcio, y del satanismo de los Hermanos Musulmanes del Presidente Mursi. En este sentido, la triste y dolorosa situación en Siria, marca nuestras posiciones y percepciones sobre el gobierno de El-Sissy. Pero fuera del contexto de la Guerra en Siria y del conflicto ideológico que existe en el mundo musulmán (el cual incluye a las poblaciones musulmanas del Sureste Asiático, quienes no son árabes) entre el islamismo político y el secularismo, los hechos en el contexto egipcio actual se pueden observar por sus propios contenidos: El poder queda firmemente no en las manos de El-Sissy – quien es un mero representante – sino en la Junta Militar que gobierno tanto de facto como supuestamente “de jure” a Egipto.

La situación política en Egipto es catastrófica, y ahora todo el mundo observa como el régimen egipcio sentencia a la hoguera a todo el mundo que no le gusta, sin preocupaciones algunas por las consecuencias de dichas acciones, para su gobierno en particular y para Egipto en general. Pero más allá de lo político – lo cual siempre es secundario a las condiciones socioeconómicas del país – la economía sigue en una situación desastrosa, y cada vez que le preguntan a los funcionarios del gobierno de El-Sissy sobre la misma, solo señalan que eso es producto del año de gobierno de los Hermanos Musulmanes. Pero no se preocupen, cinco o diez años más tarde, al igual será culpa de los Hermanos Musulmanes, aun cuando todos sus líderes ya hubieran pasado por “eeshmauyi” (el nombre que le otorgan los egipcios a la horca), y la mayoría de sus miembros estarían pudriéndose en los calabozos del régimen militar.

Invito a estudiar la verdadera situación sociopolítica y socioeconómica de Egipto, desde la perspectiva de los propios egipcios – y no de otros árabes en la región – sin favoritismos hacia el fracasado movimiento islamista, pero tampoco sin glorificar el régimen pinochetista en el Cario. No tanto para comprender las dinámicas de ese país africano, sino para obtener lecciones políticas de lo que pudiera suceder en la Venezuela Bolivariana, al transformase en la Venezuela de los verdugos y de los señores feudales de la moribunda “MUD” y que habitan actualmente nuestro país, pero que aún no ejerzan el poder político. Quizás existan elementos en nuestra sociedad que dirían “no se puede comparar Venezuela con Egipto”. Pero al respecto, solo señalamos que la comparación no es entre Egipto y Venezuela, sino entre el pensamiento político conservador, militarista y fascista que pudiera darse en Venezuela, con el que ya se dio en Egipto.

Es interesante señalar que quien suscribe – un ciudadano egipcio y a la vez venezolano – ha escuchado la siguiente frase en dos idiomas diferentes: “la población de este país no está preparada para un sistema político verdaderamente democrático, producto de su ignorancia, su falta de educación y la ausencia total de una sofisticación política. Por eso, la democracia que deberíamos tener tiene que ser guiada y limitada, para que las muchedumbres ignorantes no coloquen en el poder a los oportunistas “---------“”. Ahora bien, en la versión en castellano, la escuche de un ilustre Señor que tiene el apellido de “Fariñas”, mientras que en la versión árabe de la frase, el interlocutor poseía el apellido “Hassaan”.

El primero colocó al fin de su frase la palabra “comunistas”, y el segundo colocó a final de la suya, la frase “hermanos musulmanes”. El primero es el primo materno de quien suscribe, el segundo es mi tío paterno. Estas dos personas, muy diferentes a quien suscribe (los dos son productos nacionales “puros”), no poseen nada en común, salvo una mezcla genética y nacional que se llama “Omar José”, y una postura altamente conservadora: uno es completamente egipcio, musulmán, ingeniero mecánico y ex – militar, el otro cien por ciento venezolano, fuertemente católico, profesor universitario y adeco convencido. A pesar de los océanos, culturas, religiones y costumbres nacionales que los separan, las ideologías conservadoras los unen en una misma convicción. Por eso, hablamos de estudiar la situación de Egipto, no tanto para comparar textualmente las condiciones socio-históricas que son bastante particulares, sino los discursos y las prácticas de ciertas tendencias ideológicas que son muy iguales, y que funcionan de la misma manera, tanto en África como en América Latina.             


[1] la “Noche de los Cuchillos Largos” (“Nacht der langen Messer” en alemán) fue una masacre del partido nazi alemán contra sus propios aliados, como por ejemplo las Sturmabteilung (SA) y otros elementos conservadores de la vida política alemana - y quienes habían garantizado la victoria electoral de Hitler en 1933.

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