Los Títeres del Imperio Gringo y la Agresión contra la República Bolivariana: El Caso de Juan Orlando Hernández
Omar Hassaan
En Honduras, desde hace más de un siglo, ese país centroamericano ha sostenido uno de los bipartidismos más estables de toda América Latina y el Caribe. El Partido Nacional (PN) y el Partido Liberal (PL) han controlado el sistema político hondureño desde el Siglo XIX y hasta el 2009. En buena medida, ese éxito se debe a la capacidad de sus élites políticas para la negociación y el pacto durante coyunturas críticas. Un elemento clave para entender la política hondureña es que esa capacidad de negociación y acuerdos se hace efectiva a través de los propios espacios ocultos de esas élites gobernantes. También han sido posibles porque ambos partidos no han expresado verdaderas diferencias políticas e ideológicas.
Esa uniformidad ideológica ha permitido que la competencia por el poder no tenga implicaciones en la manera en la cual se dirige el Estado y se formulan las políticas estatales. Los dirigentes de estos dos partidos – a lo largo de las décadas - se sientan en las mesas directivas de las grandes empresas, comparten la propiedad de grandes medios de comunicación, y han sido cómplices de los grandes desfalcos al erario en la historia del país. Igualmente, de ambos partidos han sido dirigentes y socios los líderes de los carteles del narcotráfico en Honduras.
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